Reservita de Cañada de Luque, el símbolo de la resistencia del monte nativo en el norte cordobés

Autor:

Guillermo Galliano

Categoría:

Guillermo Galliano (*)

Cañada de Luque es un típico pueblo del norte cordobés que nació gracias a un ramal ferroviario que lo cruzaba. Se fundó en 1911 y aún preserva casas de adobe y sostiene raíces culturales profundas. Como toda la zona fue  castigado durante muchos años por el desmonte y la frontera agropecuaria. Pero lo sorprendente es que conservó una pequeña porción de tierra de monte nativo para preservar el ambiente. 

La administración municipal de Víctor Molina dio el puntapié que después de la pandemia continuó Rubén Velazquez. Es de destacar, por inusual y comprometida, esta apuesta de las gestiones municipales de Cañada de Luque por la preservación del ambiente.

Carpintero negro. FOTO: Guillermo Galliano, Fundación Mil Aves.

De esta manera nació “la reservita” de Cañada de Luque, en base a un proyecto de la Fundación Mil Aves. Hoy es un bastión verde y biodiverso; un símbolo de resistencia del monte nativo cordobés.

La reservita se levanta en los antiguos territorios del señor Reina, quien fuera vecino de Cañada de Luque, dedicado a la cría de caprinos. A su muerte, el municipio compró el terreno de 4,5 hectáreas y aceptó la propuesta de la Fundación de conservar el espacio como reserva natural. 

Modo viaje

Tras ser medido y alambrado, se diseñaron los senderos por el monte y los espacios de acceso. La mitad del territorio permanece sin intervención, sólo con vegetación nativa mientras que en el otro sector se abren dos senderos. 

Tacuarita azul. FOTO: Guillermo Galliano, Fundación Mil Aves.

Un relevamiento técnico de la flora y la fauna del lugar reveló la existencia de una enorme biodiversidad en un espacio tan pequeño de monte. La reserva es un vergel para las aves, para los insectos y diversos animales.

Está situada en el Chaco Seco, uno de los ecosistemas más grandes de Argentina que baja desde el Chaco pasando por el oeste y el norte de Córdoba, con árboles como el algarrobo, el tala, el mistol, el quebracho blanco y muchas otras especies arbóreas de gran porte. Estos árboles se encuentran en su esplendor en la reservita de Cañada de Luque.  

Crespín. FOTO: Guillermo Galliano, Fundación Mil Aves.

Este espacio conservado es el paraíso de las aves. Encontramos chororó, choca, pepitero de collar, brasitas, milano blanco, lechuzón orejudo, inambúes campestre y montaraz, mamíferos como zorros, comadrejas y se han visto huellas de corzuelas. También circulan pecaríes y pumas. 

La reservita es un ícono para el pueblo y para toda la provincia de Córdoba. No es fácil que los gobernantes apuesten a la preservación frente a posibles negocios inmobiliarios o productivos. 

Caburé. FOTO: Guillermo Galliano, Fundación Mil Aves.

Entender los beneficios de la conservación es el primer paso para la acción. El monte brinda servicios ecosistémicos: frena los vientos, disipa las tormentas de arena, multiplica y protege la diversidad, regula el clima, captura dióxido de carbono y produce oxígeno. 

Este espacio se ha convertido también en un sitio educativo; aquí llegan los alumnos para experimentar y aprender. En este lugar los chicos y chicas encuentran los yuyos, las aves y los insectos que sus abuelos les contaban sobre un tiempo que parece lejano, cuando todo era monte.

La reserva es un punto clave para el avistaje de aves, los safaris fotográficos y el turismo.

Cañada de Luque se encuentra en la ruta que llega hasta el Parque Nacional Ansenuza, muy cerca de Totoral y es un nexo -tomando la RN9 Norte- con Cerro Colorado, otra de las áreas naturales y culturales de la provincia de Córdoba.

Aguada

Cañada de Luque es un lugar de descanso donde los turistas interesados en la naturaleza pueden recorrer sus senderos y, luego, visitar y almorzar en el pueblo. Hay un museo muy interesante en la antigua estación de trenes.

Chimango. FOTO: Guillermo Galliano, Fundación Mil Aves.

Pero hay algo más. Con el conocimiento y difusión de la reservita como un atractivo turístico de naturaleza, también se abren posibilidades para que los jóvenes del pueblo se conviertan en guías dentro de la reserva. El impacto de la generación de trabajo es fundamental para la perpetuación de la conservación.

Me llena de orgullo haber participado de la gestación de este espacio natural, desde la protección de la biodiversidad, desde lo educativo y cultural. Es una emoción muy grande, me alegra que una localidad tenga una reserva así. 

Es un espacio natural para todos. 

(*) Presidente de la Fundación Mil Aves, fotógrafo de naturaleza y ambientalista.

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