A 24 km de Popayán, en el municipio de Puracé en el departamento del Cauca (Colombia), se encuentra la Hacienda Coconuco, la casa rural más antigua de Colombia.
Claro que no es cualquier casa: sus muros tienen más de cinco siglos, es patrimonio nacional de Colombia y fue la vivienda del general Tomás Cipriano Mosquera, cuatro veces presidente de Colombia en el siglo XIX.

Para llegar hasta la finca a 1.800 metros sobre el nivel del mar y rodeada de una cadena de volcanes, atravesamos una preciosa alameda de cipreses tres veces centenarios, cuyas semillas Mosquera llevó desde Europa. Por allí pasaba uno de los caminos reales que conectaba Popayán con el departamento del Huila.

Estefanía, nuestra guía, contó que la casa se empezó a construir a finales del siglo XVI y se terminó a comienzos XVII sobre un terreno que tenía seis leguas de extensión. Pasó por varias manos -incluso los jesuitas hasta que fueron expulsados por orden de Carlos III en 1770- hasta llegar a Cipriano de Mosquera, que murió en esta hacienda, hoy casa museo.

El general era un adelantado para su época. Era militar, estadista, intelectual, geógrafo, historiador, emprendedor y masón grado 34. En el salón cerca del mirador de la planta alta donde hoy cuelga su retrato, se reunía la logia masónica y también allí, entre tantas cosas, se pensó la reforma constitucional de 1863 que separó al Estado de la Iglesia.

Antes de ser presidente, vivió un tiempo en Europa donde se contagió de las ideas progresistas de la época, las de la Revolución Francesa y conoció la rama inglesa de la masonería.
Nos adelantaron que existe un proyecto para llevar los mandriles, las espadas y los trajes de la época a ese salón donde en ocasiones se reunió la Gran Logia de Colombia.

El paso del general marcó la historia de la hacienda. Tanto es así que -dicen- por las noches se siente su presencia recorriendo las habitaciones, y el mirador, su lugar preferido.





