Cádiz: “la tacita de plata”, una perla en la costa andaluza

Autor:

Mariana Otero

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Es una de las ciudades más antiguas de Occidente. Tiene un precioso casco histórico, enormes playas y miradores que quitan el aliento.

En 2024 emprendimos un viaje familiar por el sur de España: cinco días por Andalucía. Arrancamos en la Costa del Sol, en Málaga para continuar por Algeciras para visitar Gibraltar. Luego seguimos hacia Ronda, Cádiz y, ya de regreso a Málaga, pasar por Marbella.

Cada lugar merece dedicarle una buena historia. Comenzaremos por Cádiz, en la provincia gaditana.

Cádiz es la antigua Gadir, la “tacita de plata» y la gran perla de la costa andaluza. Tiene un precioso casco histórico, enormes playas y miradores que quitan el aliento. Es una ciudad luminosa, especial. El reflejo del sol en el agua y las construcciones blancas de la ciudad le dan un brillo único.

Cádiz está considerada como la ciudad más antigua de Occidente. Fue fundada por los fenicios en el 1100 a.C. Y por allí pasaron muchas civilizaciones: cartaginenses, romanos, visigodos, musulmanes y cristianos.

Era nuestra primera vez en Cádiz y prometemos volver. Nos alojamos en el casco histórico y como hacemos en cada destino que visitamos, contratamos un free tour. Siempre lo recomendamos porque, para nosotros, es la mejor manera de tomarle el pulso a una ciudad cargada de monumentos e historia. Son visitas guiadas a pie con guías muy amenos que te permiten descubrir rincones y conocer algo de la historia. Podés reservar directamente en este enlace. Comienza en la monumental plaza del Ayuntamiento en diversos horarios y tiene un recorrido muy completo. Hay que recordar que los free tours no son gratis porque los guías viven de las propinas (y tienen que pagar una comisión a las plataformas), aunque el pago es libre. Se sugiere pagar unos 10 euros por persona.

Imágenes icónicas

Entre tantas cosas bonitas, Cádiz tiene una imagen icónica: la catedral gaditana junto al océano Atlántico. La iglesia no es la más monumental e impresionante del país, pero tiene una mezcla de estilos, barroco y neoclásico, rematados por una cúpula de azulejos dorados que resplandecen durante los días soleados y destaca sobre un mar de casitas blancas. Desde lo alto de la Torre del Reloj se obtienen unas panorámicas magníficas. La entrada general cuesta 7 euros.

Desde la Torre Tavira se pueden ver, tal vez, las mejores postales de toda la ciudad. Es el punto de mayor altura de la ciudad vieja. Vale la pena ingresar no sólo para la contemplación sino para disfrutar de la cámara oscura, un mecanismo que proyecta imágenes en movimiento de lo que está sucediendo en el exterior.

Está abierta de lunes a domingo y la entrada general cuesta 8 euros. Hay que reservarla con antelación en su página web.

Por supuesto que un imperdible es recorrer el barrio del Pópolo, el más antiguo del casco histórico gaditano y, se cree, el más antiguo de Europa. La recomendación es pasear sin mapa, perderse por las callejuelas estrechas y angostas entre arcos y murallas. Ahí todo es sorpresa: la iglesia de Santa Cruz, la antigua Catedral y los restos arqueológicos del Teatro romano.

Por supuesto, hicimos caso a las recomendaciones y fuimos a la playa de La Caleta. Estaba frío en mayo, pero amerita ver allí el atardecer.

Ahora que lo pienso nos faltó tiempo para más. Teníamos en nuestra lista el castillo de Santa Catalina, construido en el siglo XVI y en excelente estado de conservación. Con acceso gratuito. También nos quedó para otra oportunidad explorar más en profundidad el barrio La Viña, considerado el corazón de la capital gaditana. Es un antiguo barrio de pescadores, con calles estrechas, empedradas y repletas de bares que muestran la esencia de Cádiz.

Nosotros nos dejamos envolver por el ambiente del paseo marítimo sobre el Atlántico, que prácticamente rodea a la ciudad vieja. Nos pareció sorprendentemente parecido al malecón de La Habana.

Y, después, llegó la hora de degustar tortilla de camarones, pescado frito y una ración de cazón en adobo en el https://www.mesoncriollo.com en el barrio de la Viña. Inolvidable. Algunos de los mejores locales para ir de tapas se encuentran en la calle Virgen de la Palma, la plaza de las Flores, la plaza de San Martín, por los alrededores de la Catedral o en el Mercado de Abastos que tiene su propio rincón gastronómico.

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