Brasil siempre sorprende, pero esta vez se pasó. Llegamos a Campos do Jordao en marzo del año pasado a participar en un Congreso Internacional de Turismo y de un presstrip organizado por la Organización Mundial de Periodismo Turístico (OMPT) en la “Suiza brasileña”.
Campos do Jordao es la ciudad más alta de Brasil, dónde viven unos 51 mil habitantes.
Se encuentra a poco más de dos horas de San Pablo, y está recostada sobre la sierra de Mantiqueira, a 1.680 metros sobre el nivel del mar. Subimos al techo de Brasil.
La primera sorpresa es su arquitectura de estilo alpino en el corazón de Sudamérica y a pasos del trópico de Capricornio. Las construcciones de madera tienen el sello centroeuropeo y los jardines de petunias marcan la identidad del lugar elegido por los brasileños para experimentar temperaturas bajo cero en los inviernos. En verano el clima es templado: piscina de día y fogones de noche. No hay dudas: Campos do Jordao es “el otro Brasil”.
Sorprenden los bosques de araucarias (¡sí!), los mismos y fantásticos árboles de copas en forma de cáliz y pompones en sus ramas que encontramos en Neuquén y en la Patagonia chilena.
Allí se come fondue y chocolate, se bebe cerveza artesanal (hay siete fábricas, muchas con producciones premiadas a nivel mundial), se celebra un tradicional festival internacional de música clásica, se respira el aire más puro del mundo (según una certificación internacional), hay cinco parques naturales y una reserva. Maravilloso.
Esta nota fue publicada originariamente en el suplemento Voy de Viaje de La Voz del Interior. LINK: Campos do Jordao: la Suiza Brasileña