No podemos evitarlo: vamos otra vez a la bella Catamarca. Después del fascinante viaje a los Seismiles, unas exquisitas empanadas bien regadas con un vino de altura, y el reparador descanso en la Ramadita en Fiambalá, llegó el turno de partir, bien temprano, a la segunda parada de nuestro viaje por esta provincia de postal: la reserva natural Campo de Piedra Pómez.
La travesía nos demandó un día completo para recorrer primero por asfalto y ripio y después por caminos de tierra, en muchos tramos casi intransitables, los 160 km que lo separan de Fiambalá.
En 4×4, y con guías experimentados, nos metimos de lleno en un camino de rally, rumbo a uno de los paisajes más fascinantes de la Argentina, que hoy aparece en el radar de las agencias de viajes de gran parte del mundo.
Escogimos el trayecto más inhóspito, el de la aventura, por el cauce del río Las Papas; una ruta escénica alucinante que ofrece paisajes de otro planeta. Formas y colores. Sonidos.
Trepamos hasta los primeros tramos del territorio desértico, de dunas blanquecinas. No fue fácil llegar aún con un vehículo apropiado. Después de tres intentos para que la camioneta respondiera al terreno, a 4.300 metros de altura se presentó ante nosotros esa escenografía cautivante de blancos, rosados y grises. De volcanes negros y blancos, de piedras macizas esculpidas por el viento en formas caprichosas, de horizontes infinitos.
Por fin estábamos frente al majestuoso Campo de Piedra Pómez, una superficie que abarca más de 75 mil hectáreas y que se formó hace unos 100.000 años como resultado de las emisiones de los volcanes Blanco o Robledo y cuya lava blanca y gris pintó esta postal inabarcable. No hicimos más que mirar y sentirnos pequeñitos en ese mar de roca blanca suspendido en las alturas, con crestas rosadas y espectaculares formaciones como “olas petrificadas” en la inmensidad.
DATOS ÚTILES
Cómo llegar. Se puede partir desde Belén o desde Fiambala. Lo mejor es contratar una excursión, aunque se puede ir en vehículo 4×4.