Delicioso texto del escritor, poeta, amigo y viajero mexicano Aleks G. Camacho en su Cuaderno de viaje con quién compartimos un viaje intenso y memorable en el suroccidente de Colombia en setiembre pasado gracias a @omptoficial @voxtourscolombia @viajesmagicos.co y muchísimos colaboradores colombianos más.
La magia de las palabras para resumir tanto vivido y compartido en Colombia.
«Ya no hay bloqueos de transportistas que le pongan emoción al viaje, ya no hay hoteles sin agua caliente, ni camping sin toallas, tampoco esa bulla que solo produce la emoción de subir a una chiva por primera vez, tampoco hay chivas llenas de color con música guapachosa ni risas ni carcajadas ni relajo, ya no hay mensajes para despertarnos a las tres treinta de la madrugada y estar listos con maletas para movernos de un sitio a otro y esquivar bloqueos, ya no hay ronquidos que se escuchaban a lo lejos, ni hay charlas clandestinas de amor y desamor, tampoco existe la timidez de los primeros días ni ese hartazgo y cansancio de andar en la chiva más de cinco días seguido, pero sucede que eso que a veces nos harta es lo que más extrañamos.
Ya no hay cafés de especialidad ni zapatilla fosforescentes ni anteojos perdidos en algún bus. Ya no hay paisajes que nos dejen boquiabiertos, porque de esas montañas y de esos aires y de esas aguas no hay en la tierra de donde vinimos. Tampoco podemos ya probar cafés hasta decir basta. Ya no hay escapadas para buscar cervezas, porque hay que reconocer, hay una especie de sed que solo la cerveza lo cura. Ya no hay aguardiente caucano que excita y provoca y suelta la lengua, no hay música que hablan de amor y desamor al estilo colombiano en alguna cantina de esquina. No hay amaneceres que emocionan ni caminatas con enormes maletas como si el mundo, el nuestro, cupiera ahí”.
