La pequeña ciudad de Cintalapa de Figueroa, en el estado de Chiapas, es testigo en los meses de enero y febrero, de una de las celebraciones religiosas más importantes de México: la festividad en honor a la Virgen de la Candelaria. En esta edición, la ciudad vivió algo aún más grande: el Primer Encuentro de Turismo Religioso en México, que no solo destacó la fe, sino también la riqueza de una tradición que unió a miles de católicos de diversas partes del país y el mundo.
La historia detrás de La Candelaria
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Aunque el evento comenzó oficialmente el 25 de enero, la festividad de la Virgen de la Candelaria tiene una rica historia que se remonta a principios del siglo XX. La primera peregrinación se cree que ocurrió en 1915, cuando los habitantes de Cintalapa, afectados por una peste, decidieron caminar hasta Tlacuatzíntepec para llevar consigo la imagen de La Candelaria. Desde entonces, la tradición se mantuvo viva: cada año, los cintalapanecos realizaban una caminata de cuatro horas hasta el pueblo vecino, para luego regresar a su ciudad con la Virgen en brazos, siguiendo los antiguos caminos de extravío.
Lo que comenzó como un acto de devoción, se convirtió en una de las celebraciones religiosas más grandes de México, en la que católicos de todos los rincones del país y del extranjero se dieron cita para participar de una fiesta que combinaba lo litúrgico con lo cultural.
Una fiesta para todos
Aunque el 2 de febrero fue el día principal de la festividad, con la misa solemne que marcó el pico de las celebraciones, Cintalapa no se detuvo durante todo el periodo festivo. Además de las actividades religiosas, como las peregrinaciones y las misas, la ciudad se llenó de eventos deportivos de todo tipo: motociclismo, atletismo, lucha libre, fútbol, charreada, baloncesto, y mucho más.
Los visitantes, además de participar de las celebraciones religiosas, se sumergieron en una fiesta llena de colores, música y sabores típicos de la región. Los comerciantes ocuparon las calles del centro, ofreciendo desde artesanías hasta platos tradicionales, lo que permitió que la fiesta continuara hasta el 9 de febrero, y algunos incluso hasta el 14 de febrero.
Impacto turístico y proyección internacional
Para 2025, más de cinco millones de visitantes se concentraron en Cintalapa de Figueroa durante estos días de fiesta religiosa. Este evento atrajo no solo a devotos de México, sino también a turistas internacionales que buscaron vivir una experiencia única en un entorno lleno de espiritualidad y cultura. Las autoridades locales trabajaron arduamente para garantizar que la infraestructura de la ciudad pudiera soportar esta afluencia masiva sin perder la esencia de la festividad que ha sido transmitida de generación en generación. El Encuentro de Turismo Religioso también atrajo la atención de expertos y medios internacionales, quienes destacaron la importancia de mantener vivas estas tradiciones ancestrales, que no solo unen a las personas en su fe, sino que también permiten el intercambio cultural y el fortalecimiento de la identidad de los pueblos originarios.
El Primer Encuentro de Turismo Religioso en México fue mucho más que un evento turístico: fue una celebración que honró la fe, la tradición y la unidad de los pueblos. En el corazón de Cintalapa, la Virgen de la Candelaria sigue siendo un faro de esperanza y devoción para miles de personas. Esta fiesta, que comenzó como un acto de resistencia ante la adversidad, se transformó en un encuentro que unió a la familia, la espiritualidad y la diversión, brindando un espacio único para el encuentro de culturas, creencias y corazones.