La alfombra mágica vuela en Damasco

Autor:

Laila Emilia Daitter

Categoría:

Por Laila Emilia Daitter (*)

Mis pies se hunden en una alfombra tibia. Camino despacio como si mis dedos fueran a absorber las palabras caídas de los rezos. La túnica cubre mi pelo. Envuelve el aire alrededor de mis oídos haciendo resonar un extraño silencio.

En el Cham Palace Hotel de Damasco, Siria.

Busco en el libro lo indescifrable de los signos que estallan al abrir el cuero de sus tapas. De pronto, una pequeña puerta se abre y deja salir a un hombre envuelto en túnicas que dice allahu akbar, palabras que en árabe significa Dios es grande.

Por los minaretes se escapa la oración, sus ecos recorren los laberintos del Soho de Bab Touma. Poco a poco la plegaria se mezcla con los aromas a especies, a azahares, incienso y menta, alquimia que va mostrando a los hombres sobre sus rodillas. Ellos despliegan sus alfombras con el tasbih en sus manos.  Se torna en talismán en el vuelo imaginario hacia La Meca. La oración termina. Un bullicio incipiente rompe el silencio sagrado. Se develan las callecitas del mercado que una a una se  encienden como lámparas de Aladino.

Camino por el pabellón de los tesoros rozando con las yemas de los dedos la solidez áspera de la piedra. Respiro la cuna de un pueblo en los rostros de los creyentes. Atravieso un patio donde habita una  fuente de agua. El viento trae  voces que anuncian la cena de Ramadán. Retengo el tiempo de los relojes para eternizar  el recuerdo.

Guardo mis pies en los zapatos con la solemnidad de quien esconde un secreto en un cofre. Lleno los ojos de aquellas siluetas únicas y absorbo el aire cálido de la tarde. Me despojo del manto que cubre mi cabeza y  la dejo sobre los brazos prestados de una mujer con velo.  Brotan palomas enérgicas entre un arco y otro del patio. Abrazo con la mirada  el alminar, la cúpula, las columnas, las piedras, los mosaicos. El genio de la lámpara sigue cumpliendo los deseos y  subo a una alfombra de palabras.  Descubro por fin el misterio de la Mezquita de los Omeyas.

(*) Escritora. El texto fue finalista de IV Concurso Internacional de Mujeres Viajeras de editorial Casiopea.

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