“No olvidar”: Sarajevo

Autor:

Claudia Amusategui

Categoría:

Por Claudia Amusategui

Llegar a Sarajevo fue para mí realmente emocionante. Esta ciudad, cuyo nombre alude inmediatamente al dolor de la guerra, y que tiene bastante de trágico. Primero, Sarajevo fue escenario del asesinato del Archiduque Francisco Fernando de Austria en manos de un joven yugoslavo en 1914, hecho que fuera el disparador de la 1ª Guerra Mundial. Luego, casi 80 años más tarde, padeció el asedio más extenso de la historia de las guerras en el mundo, en la Guerra de Bosnia.

Durante casi 5 años, tras la declaración de independencia de Bosnia y Herzegovina y en respuesta a ello, el Ejército Popular Yugoslavo y el Ejército de la República Srpska mantuvieron sitiada la ciudad, mediante bombardeos y la acción de francotiradores desde las colinas que la rodean. Unos 12.000 habitantes perecieron en este asedio, principalmente civiles. 

Uno va llegando por la avenida de acceso a la ciudad y se da primero con enormes edificios de hoteles de cadenas famosas, lo cual me sorprende, puesto que imaginaba no sólo una ciudad más pequeña, sino asimismo menos moderna.


Llegados al centro histórico, la «Llama eterna» (monumento que homenajea a los partisanos que en abril de 1945 liberaron a la ciudad de la ocupación nazi), nos conmueve y nos recuerda la necesidad de luchar por mantener la paz entre los pueblos.


Emociona caminar las calles de esta ciudad en la que, como dicen, el Este se encuentra con el Oeste, y que está claramente demarcado en el piso.

Hay dos Sarajevo, una occidental, con su arquitectura austrohúngara y otra oriental, con su barrio turco, las mezquitas, los bazares.
Si hay algo en común a ambas son los viejos edificios que aún guardan los rastros de metralla y bombas. 

Muchas de las edificaciones fueron reconstruidas después de la guerra, como por ejemplo su Ayuntamiento, que combina el estilo morisco español con detalles arabescos. 

Visitamos su Catedral y también varias mezquitas, en nuestro recorrido. En algunas no tienen acceso los turistas ya que están reservadas sólo para los fieles que asisten a orar, haciendo primero sus ablaciones en la fuente, luego orando en las alfombras de la entrada, y siempre, mujeres separadas de hombres, ya que son sólo éstos los que entran al recinto principal.


La Plaza de las palomas y, en ella, la Fuente Sebilj es el lugar de encuentro y reúne la mayor cantidad de visitantes y lugareños; ver la algarabía de hoy de escolares, adolescentes y turistas nos lleva inmediatamente a imaginar lo que habrá sido cuando este espacio fuera el objetivo de los francotiradores que la mantuvieron tanto tiempo asediada. 

Nos llegamos hasta el río Miljaca y recorremos sus puentes, para luego empezar a partir, agradecidos de haber podido estar aquí, y deseando que los carteles que hay por todas partes, cumplan su mandato: » Don’t forget».

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