Ruta romántica por Alemania 

Autor:

Claudia Amusategui

Categoría:

Por Claudia Amusategui

Los invito a acompañarme en este recorrido al que el turismo alemán le llama la Ruta Romántica, y que transita en unos 350 km una serie de 29 pueblos que pertenecen a Baviera y Baden-Württemberg y se localiza al sur de Alemania.

Nördlingen.


Como no se puede visitar todo (o, mejor dicho, como siempre hay que dejar algo para volver), elegimos algunos de estos lugares, varios muy próximos entre sí. Para tener mayor libertad, detenerse donde uno quiere y decidir los horarios. Este tramo lo hicimos en auto. 

Andar en coche en Alemania es muy cómodo. Las autopistas son famosas por dos cosas: no se cobran peajes y no tienen límite máximo de velocidad. En cuanto a lo primero, están sostenidas por el propio estado y en perfectas condiciones, y, al menos por las que nos tocó transitar, en mantenimiento permanente.

Lo segundo es relativo. La red de autopistas alemana conocida como Autobahn, en un 70% del total no cuenta con límite de velocidad, aunque sí una velocidad sugerida de 130 k/h. Esto, sobre todo en las grandes autopistas, las que cuentan con 4 ó 5 carriles de cada mano (en las menores, se deben respetar los 120 k/h). ¡Es notable ver pasar autos a una velocidad increíble!

Según dicen los artículos sobre el tema, el máximo ha sido un auto que se trasladaba a 417 k/h. También según la misma fuente, Alemania no registra más accidentes que otros países; incluso Francia, por ejemplo, contando con límites, tiene más accidentes.

Sin embargo, es probable que, aunque por un motivo muy diferente, Alemania en un futuro llegue a exigir límites. Y es por cuestiones ambientales, dada la necesidad de reducir las emisiones de CO2, las que descenderían radicalmente si se circulara hasta 130 k/h.

Pero nosotros, en esta oportunidad, elegimos transitar por pequeñas rutas internas que, aunque cuentan con límites de velocidad bastante más bajos (70 k/h), entran a cada pueblo y nos permiten ver más de cerca la vida de estos lugares. Por ejemplo, vemos cuán cultivada está la tierra en esta zona. Aquí, como en todo el trayecto de Alemania y Austria que hemos hecho en tren, nos sorprenden unos preciosos campos con un cultivo con unas pequeñas flores amarillas. Resulta que son campos de colza, una planta herbácea que aquí se usa como oleaginosa, elaborando aceite comestible. Casualmente, antes de saberlo, habíamos comprado una botella pequeña para nuestras ensaladas, y la verdad es que es muy rico.

Nördlingen


Uno de los pueblos elegidos en este relato es Nördlingen, un pueblo construido en el cráter dejado por el paso de un meteorito hace millones de años, y cuyo impacto produjo una piedra, la suevita, que contiene diamantes, aunque imperceptibles a la vista, y con la que otrora fuera construida la iglesia y algunas casas.

La verdad es que, en realidad, no se percibe el cráter por el que uno transita.


Ya en el Centro histórico, subimos a su muralla, visitamos su Iglesia evangélica dedicada a San Jorge, la Torre Daniel, el Rathaus (municipalidad), y un caserío precioso que aún conserva su fachada tal como fuera (aunque espiando adentro, se notan casas muy bien recicladas).


También vale la pena llegarse a Schwäbisch Hall. Nosotros lo hicimos en una mañana de domingo, y nos sorprendió el movimiento de coches en las rutas, sobre todo autos o caravanas (motorhome o casas rodantes) con las bicis instaladas atrás. Se ve que, de las ciudades más grandes, probablemente Múnich o Nüremberg, aprovechan el día de descanso y salen a hacer vida en la naturaleza con sus bicis, andando por estos pequeños pueblos, por caminos secundarios.


La iglesia de San Miguel nos sorprendió por su belleza. Para alcanzarla hay que subir 54 escalones, una escalinata preciosa en la que se realiza todos los años el Festival de teatro al aire libre más importante de Alemania. ¡Sí!, la escalinata es el escenario y abajo se ubica el público con sillas.


En el pórtico de la catedral, vemos una preciosa estatua de San Miguel. Adentro, la iglesia con el órgano, el coro, los bancos, el retablo, etc. en esta iglesia hay una sola tumba y es la de Thomas Schweicker, famoso artista y calígrafo que nació sin brazos y aprendió a escribir y pintar con el pie derecho. Llegó a ser artista de la corte del Sacro Imperio Romano Germánico. El epitafio pide que se trate con respeto a las personas con discapacidad.


Al frente, tres hermosas casas renacentistas de brillantes colores, verde, amarillo y naranja, me dejan embelesada. Una de ellas funciona como teatro. Más allá, aún está en pie la Löwen Apotheke, una farmacia del siglo XVI que conserva algunas partes antiguas.


El centro histórico está atravesado por el río Kocher, y cruzando sus puentes se puede caminar por dos pequeñas islas desde donde se aprecian aún mejor las vistas de la iglesia.
La tibia temperatura del día lleva a los turistas a salir a pasear y hacen cola en las heladerías.

Nuestra próxima visita es a Wüsburg, una bonita localidad en la que los edificios históricos han quedado como más desparramados dentro de las nuevas construcciones. Es realmente majestuosa la Residentz (antigua residencia de los obispos de Wusburg), un verdadero palacio de 12 hectáreas, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

No la conocimos por dentro, pero uno alcanza a adivinarla de sólo caminar por sus jardines y espiar sus ventanas. Parte de este edificio fue reconstruido después de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.

La fortaleza Marienberg domina desde lo alto a toda la ciudad vieja. Y encontramos el puente Alte Mainbrücke, que cruza sobre el Río Meno, puente de piedra ornamentado con diez estatuas, y en el que la tradición dicta que se debe tomar una copa de vino, por lo que montones de turistas conversan apoyados en las barandas. Los bares instalados en las puntas del puente hacen su negocio.

Varias iglesias (la mayoría de las de la Ruta Romántica son Evangélicas Luteranas) reciben a los turistas, única actividad en día domingo.


Vale mencionar aquí que Alemania mantiene sus negocios, fábricas, supermercados y demás, cerrados en este día de la semana.  Y lleva más de 1700 años haciéndolo, primero por un edicto de Constantino el Grande, y luego ratificado por distintas normativas. Sólo algunos lugares de gastronomía abren sus puertas.
Encontrar todo cerrado me retrotrajo al pasado, a mi infancia o adolescencia, cuando esto era habitual, y tomo conciencia cuánto se ha perdido de esa tranquilidad y quietud dominical en Argentina. 

El último pueblo de esta zona que visitamos es Röthenburg ob der Tauber (‘fortaleza roja sobre el río Tauber’), custodiado por su muralla y conservando el pueblo en su interior. La verdad, es uno de los que más me gustó.
Probamos las Schneeballen o bolas de nieve, un producto típico de repostería del lugar, que consiste en una bola de masa que luego se fríe, y se baña en azúcar impalpable. Ese era el original, ahora los bañan con chocolate, frutos secos, mazapán, u otras variantes.
Aquí se realiza uno de los mercadillos de Navidad más importantes, por lo cual también hay muchos negocios de cosas navideñas.
Y no dejo de sorprenderme de cuánta gente mayor, con dificultades en su movimiento y traslado, hacen turismo por Europa y, con apoyo de bastones, aparatos, carritos o lo que sea, se movilizan. Todo hace a su accesibilidad: rampas, colectivos, ascensores suficientes, etc. ¡Una maravilla!

¿Querés leer más artículos?

Artículos Relacionados

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí