Al norte del valle de Traslasierra, en medio de un paisaje solitario y agreste, se encuentra la capilla de adobe Nuestra Señora del Rosario en la comuna de Panaholma, antiguo centro de la provincia comechingona también conocida como Panaolva, y posta de viejos caminos hacia el norte del país. El templo fue construido en 1902 en reemplazo de la antigua capilla del siglo XVIII, cuyas ruinas se conservan a 300 metros del lugar, en tierras cedidas por vecinos y pobladores que, como en toda la zona donaban pórticos, campanas y relojes.

El libro Un largo camino evangelizador, de Liliana de Denaro, cuenta que el cura José Gabriel Brochero fue quien delineó el pueblo y también quien puso la piedra fundamental de la capilla e inició su construcción, dejándola prácticamente terminada al retirarse del curato En 1906 compró el altar y el sagrario.

Ubicada en el costado de la plaza, la capilla de barro cocido tiene una sola nave de 26 metros de largo por seis de ancho, y dos coros bajos comunicados con el presbiterio mediante arcos ojivales, techo a dos aguas con tirantería y alfajías de madera y tejuelas.

El frente de la capilla muestra un cuerpo anterior a manera de pórtico, con tres arcos frontales: dos de medio punto y una ojival dos laterales. Un pequeño campanario central remata en un cupulín.
Al cumplir 100 años se restauró.

En el altar se encuentran las imágenes del Sagrado Corazón de Jesús, Nuestra Señora del Rosario y Santa Rita y otras dos vestidas, con rostros de madera policromada y ojos de cascarón, que posiblemente pertenecieran a la desaparecida capilla.


En enero y febrero se celebran misas los sábados a las 10 y el resto del año, una vez al mes.

Esta nota fue publicada originalmente en el diario La Nación. Las 12 capillas cordobesas más bellas.