En un mundo donde la tecnología domina nuestra vida, desconectar puede parecer un desafío insuperable. Por suerte, no lo es. Hay lugares como Casablanca La Granja de Capilla del Monte que nos recuerdan que la verdadera conexión no se encuentra en una pantalla, sino en el contacto directo con la naturaleza, los animales y nuestras raíces más profundas. Este refugio agroecológico es mucho más que un espacio rural; es un santuario natural ideal para el reseteo digital y para reconectar con lo esencial: nosotros mismos, nuestros seres queridos y el planeta que habitamos.

La historia de este lugar está tejida con hilos de tradición, cultura y respeto por el entorno. En sus orígenes, este lugar era un humedal lleno de vida, testigo de juegos infantiles y sueños mitológicos alimentados por la fantasía de aquellos niños de antaño. Con el tiempo evolucionó hacia una granja productiva que sostenía la economía local hasta convertirse hoy en un proyecto innovador liderado por la familia Perea.
Con criterios ambientales y sustentables, esta granja no sólo conserva su legado histórico sino que también abraza una visión educativa y ecológica que invita a sus visitantes a aprender, crecer y desconectar de la vorágine tecnológica.

Uno de los mayores regalos que ofrece La Granja es la oportunidad de experimentar el proceso de sembrar y cosechar. Su huerta orgánica, cultivada con técnicas agroecológicas, permite a los visitantes entender el ciclo de la vida y la importancia de cuidar el suelo que nos alimenta. Aquí, el concepto de soberanía alimentaria cobra vida mientras los asistentes aprenden sobre cultivos estacionales, aromáticas y nueces pecan.


La interacción con la tierra activa los cinco sentidos: el aroma de las plantas frescas, la textura del suelo entre los dedos, el sonido del viento entre las hojas y el sabor de un tomate recién cosechado. Estas experiencias simples pero profundas ayudan a limpiar la mente del ruido digital y a centrarse en el presente.

Conexión profunda con los animales
En La granja se crían una diversidad de animales que invitan a los visitantes a interactuar y aprender de ellos. Desde cabras y ovejas hasta pavos reales y tortugas de tierra, cada especie tiene algo que enseñarnos sobre paciencia, respeto y armonía con el entorno. Observar cómo pastan las llamas o recolectar huevos frescos de las gallinas es una lección de vida que difícilmente pueda replicarse en un entorno urbano.

Además, la producción alternativa de fibra de llama, lana de oveja y plumas de pavo real muestra cómo los recursos naturales pueden aprovecharse de manera ética y sostenible. Esta conexión con los animales no sólo fomenta la empatía sino que también nos recuerda que somos parte integral de la naturaleza, no meros espectadores.

Educación ambiental
Este es un lugar para desconectar y para aprender. A través de visitas guiadas, talleres y campamentos, los visitantes tienen la oportunidad de participar en actividades educativas que combinan principios de agroecología, economía circular y protección ecológica.

Los dispositivos de educación ambiental están diseñados para adaptarse a diferentes niveles educativos y al público en general pudiendo participar desde niños hasta adultos, y buscan generar un impacto duradero en quienes los experimentan. El compostaje, la producción de bio-insumos y la gestión responsable de residuos son sólo algunos de los temas que se abordan, promoviendo una mentalidad consciente y comprometida con el futuro del planeta.

Reseteo digital
El verdadero valor de Casablanca La Granja radica en su capacidad para facilitar un reseteo digital profundo y significativo. Al dejar atrás los dispositivos electrónicos y sumergirse en la vida rural, los visitantes descubren un estado de calma y claridad que pocas veces experimentan en su rutina diaria. Aquí, el tiempo parece detenerse, permitiendo que cada momento sea plenamente vivido. Ya sea compartiendo una conversación sincera junto al fuego, observando un atardecer sobre el Uritorco o simplemente viviendo el silencio, este lugar invita a reflexionar sobre lo que realmente importa.
Es un recordatorio poderoso de que, para avanzar, a veces necesitamos volver a lo básico, a nuestras raíces, y redescubrir la belleza de lo simple.

IG: @lagranjadecapilla