En el pueblo cordobés de Sinsacate (en lengua sanavirona “población del cacique Chin”), a la vera del Camino Real que unía el virreinato del Río de la Plata con el Alto Perú, todavía se conserva la posta que vio pasar a las tropas patriotas, al general José de San Martín al frente del Ejército del Norte y a algunos personajes centrales de la historia argentina: los generales Manuel Belgrano, Juan Lavalle y los hermanos Reynafé, entre otros.

La posta de Sinsacate es una joya arquitectónica plantada en un antiguo casco de estancia que fue remodelado por el arquitecto Buschiazzo en 1946, cuando se la declaró Museo Nacional. Cinco años antes, en 1941, había sido declarada Monumento Histórico Nacional. En 1950 fue unificada con el Museo Jesuítico de la Estancia Jesús María, a 3,5 km, y desde hace cinco años están bregando por volver a ser independientes administrativamente, como antes. Unas 12.000 personas la visitan por año.
Junto a la de Yatasto, en Salta, es la posta más grande y hermosa que se preserva en el Camino Real y la mejor de las diez que se jalonaban el norte de la provincia de Córdoba, según revelan testimonios y documentos históricos.

Está ubicada a sólo 53 kilómetros de la ciudad de Córdoba y sorprende su estructura al llegar por el camino, aún de tierra, por el que pasaron los ejércitos independentistas.
La construcción de muros de piedra asentados en adobe es preciosa, con una imponente galería de 17 columnas de ladrillo y techo de algarrobo, caña y tejas.

Al costado de la galería, una escalera conduce al lugar desde donde los maestros de posta advertían la llegada de los visitantes por la intensidad del polvo que levantaban las carretas y los caballos. Ese indicio permitía tener el alojamiento preparado, el guiso, el pan, el agua caliente para el mate y el mote (maíz blanco hervido y escurrido).

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