Paseo por La Boca, territorio de pasión futbolera

Autor:

Pepe Segura

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El fútbol ocupa un lugar determinante en la escenografía del barrio y las camisetas de Boca y la Selección y las imágenes de Diego, Messi y Riquelme sobresalen entre otras.

La Boca es La Boca. Nadie puede irse de Buenos Aires sin pasar por sus calles cargadas de historias inmigrantes, de fútbol y argentinidad.

La Boca es un barrio de Buenos Aires que debe su nombre al Riachuelo que allí vierte sus aguas en el Río de la Plata. Está a 5 kilómetros del Obelisco y su identidad comenzó a definirse a finales del siglo XIX con la llegada de inmigrantes italianos, mayoritariamente genoveses. 

Han pasado los años y ese rincón teñido de azul y amarillo, los colores que identifican al club Boca Juniors, mantiene rasgos clásicos de esos tiempos en que los conventillos albergaban a varias familias llegadas al país buscando un mejor pasar. Sus casas de chapa y madera y asentadas en pilotes para evitar las intempestivas crecidas del Riachuelo han dado paso a construcciones más seguras y modernas pero todavía hoy es posible observar cómo era la vida en esos particulares “edificios de departamentos” de la época.

Lleno de colores, negocios, música y gente ávida de descubrir un mundo particular, el barrio que tiene como hijo pródigo al pintor Benito Quinquela Martín es una referencia ineludible al momento de planear una visita a la capital argentina.

Eso hicimos aprovechando un día libre en Buenos Aires. Fuimos caminando desde Puerto Madero utilizando el GPS para llegar, 60 minutos después, a este territorio donde se respira fútbol en sus dos vertientes: Boca y Selección.

En La Boca se respira fútbol

Las callecitas aledañas a la Bombonera nos llevan a otras épocas. Todavía hay conventillos con vida propia y también construcciones que reclaman asistencia para seguir en pie. Este paisaje tranquilo, apenas alterado por alguna cumbia que se escapa de un parlante invisible nada tiene que ver con el espectáculo que se da en ese mismo lugar los días que Boca juega de local. El barrio es una explosión, el azul y el amarillo nublan el horizonte y el “Dale Boca, dale Boca” se hace himno en cada garganta.

Mientras, en los otros días, la Boca muestra a Caminito como la nave insignia de su identidad. Caminito es una peatonal que erige como una suerte de museo al aire libre y, como dicen sus habitantes, está entre los lugares más fotografiados del mundo. Su nombre es un homenaje al tango Caminito de Juan de Dios Filiberto y Gabino Coria Peñaloza. 

En sus calles adoquinadas, sus paredes de chapas pintadas de colores bien llamativos y sus murales de gran contenido social, uno puede acercarse a la historia. 

El fútbol ocupa un lugar determinante en la escenografía y las camisetas de Boca y la Selección y las imágenes de Diego, Messi y Riquelme sobresalen entre otras. Si uno levanta la vista, el fútbol, esa pasión argentina, lo abarca todo. 

Después de la conquista de la tercera Copa del Mundo, el capitán Lionel Messui recibe a los habitantes desde un balcón acondicionado para la ocasión y desde allí el paseo será una viaje por los colores azul y amarillo estampados en cada rincón. Cerca de allí, el genial Diego tiene una suerte de templo donde la feligresía maradoniana puede llevarse algún recuerdo del crack argentino que hizo de la Boca su lugar en el mundo.    

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