La imponente Carretera Austral en la Patagonia chilena

Autor:

Mariana Otero

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Dicen que quien visita el sur de Chile una vez volverá mil veces. Parece ser verdad. Puro placer en la inmensidad. Existen varios circuitos desde Pucón hasta la carretera Austral norte y sur en la Patagonia vecina y, también, la región de Magallanes. Son, al menos, cuatro viajes, cuatro paisajes, cuatro experiencias.

Un buen comienzo para la primera incursión es el lago Villarrica. La travesía en auto, partiendo de Santiago, se puede realizar en ocho días.

Pucón, es una ciudad encantadora y pintoresca con casas de madera y bares con olor a café y chocolate que miran siempre al volcán Villarrica, en la precordillera andina.

Una vez allí, una opción es emprender camino hacia los Ojos de Caburgua, unos magníficos pozos naturales de agua azul que cambian de color según la posición del sol, en medio de la selva valdiviana.

El siguiente destino: las Termas Geométricas, con piscinas naturales enclavadas en una quebrada del Parque Nacional Villarrica. Se accede por pasarelas de madera en medio de una increíble vegetación.

A 150 km de Pucón está Valdivia, la capital de la Región de los Ríos, una ciudad fascinante a la que llaman la “Venecia del sur” por la gran cantidad de canales que la cruzan. Allí confluyen los ríos Valdivia, Calle Calle, Cau Cau y Cruces, además de que limita al oeste con el océano Pacífico.

Es recomendable hacer un paseo por el río Valdivia, tan ancho que se confunde con el mar, recorrer la costanera y comer ostiones o chupe de jaiva en los comedores del puerto.

A 200 km de Valdivia se llega a Puerto Varas, un punto estratégico, ideal para operar como base.

En el sur chileno, la naturaleza es tan potente que todo transcurre según el entorno. Llueve mucho durante todo el año y por eso los visitantes celebran los días con sol para apreciar los volcanes Osorno, Puntiagudo o Tronador, tres de los más de 2.500 que tiene Chile.

Desde allí se puede contratar un tour a los Saltos de Petrohue, en el Parque Nacional Vicente López Rosales, y al pueblo ecológico de Peulla, de unos 100 habitantes. Se llega navegando durante una hora y media por el lago Todos los Santos.

Los Saltos de Petrohué son majestuosos y conmovedores. El agua de origen glaciar, de turquesas y verdes intensos, corre en cascadas entre la tierra milenaria moldeada por las erupciones de los volcanes. Después de cruzar el lago se accede a Peulla, un pequeño poblado escondido en la naturaleza. Muchos turistas llegan allí para realizar el cruce andino hasta Bariloche, a 100 km de distancia.

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