Sabores caseros, ambientación de autor y calidez familiar, así es el restó con sello propio a una hora de Buenos Aires . Ofrece atención personalizada de los dueños, talento culinario y excelente gestión de sus hijos
Después de trabajar más de 35 años a cargo de emprendimientos gastronómicos que supieron marcar tendencia en Pinamar, Las Leñas, Cariló y Buenos Aires, Federico Llorens y Rosario Curuchaga dieron nacimiento a su propio espacio donde la amabilidad familiar, delicias para todos los gustos, ambientación de estilo clásico y vintage son protagonistas.

Este rincón se llama Rosaura y abrió el año pasado en uno de los polos culinarios que actualmente son furor. En la tradicional esquina de Cantilo al 805 de la localidad de City Bell, a solo una hora de Buenos Aires, una casona de ensueño restaurada (funcionó como instituto de inglés y aún conserva alma y esencia) abre sus puertas de martes a domingos para almuerzos, cenas y por qué no para quien quiera tomar un vinito o un café en la barra, cálida costumbre ya arraigada entre los lugareños.

Sus hijos son pilares esenciales de esta aventura
Francisco como encargado se asegura de que cada detalle esté meticulosamente cuidado, garantizando así un funcionamiento impecable.
Santiago es el chef: vive y siente la cocina, aportando su pasión y creatividad a cada uno de los platos.

Resalta Santi: “Nuestra carta es acotada, con un menú simple pero especial. Las opciones son variadas: carnes, pescado, pastas, ensaladas; siempre intentado lograr una comida fresca y casera”.
En fin, allí estuvimos, probamos de todo y charlamos con los cuatro sobre este proyecto que supo instalar su rasgo característico e identidad desde sus inicios.

Historia, recetas, motivación y ante todo sabor a hogar.
¿Un lugar de encuentro?
Sí, todo el tiempo vemos a los comensales que se saludan de una mesa a otra. Tratamos de mantener la estética y el espíritu de City Bell, acompañando siempre los detalles: desde las paneras hechas por mamá, hasta cómo recibimos a cada persona. El hecho de que fue un instituto de inglés durante muchos años y que mucha gente conoce el lugar por haber estudiado aquí, generó una cercanía y una familiaridad desde el principio.
¿Cómo surgió la idea?
Fueron muchos años de trabajar en esto, temporada tras temporada. Pero veníamos con ganas de hacer algo propio. La idea estaba, pero no sabíamos bien qué ni dónde. En un momento hasta pensamos en Bariloche, pero finalmente apareció una oportunidad en City Bell. La ubicación es muy buena. Nos cayó en el momento justo.Siempre supimos que lo más probable iba por lo gastronómico porque es lo que conocemos, lo que nos gusta y lo que sentimos que hacemos bien.

¿Por qué Rosaura?
El nombre salió de forma bastante natural. Mamá se llama Rosario y a veces le decimos Rosaura. Y también, en parte, se nos ocurrió por el libro de Marco Denevi, Rosaura a las diez. No por la historia en sí sino porque nos gusta cómo suena. Tiene un toque familiar que sentimos que iba con el espíritu del lugar.
El plato más pedido
Si vamos por los números, el abadejo. Pero lo lindo es que hay gente que viene a Rosaura especialmente por cosas distintas: algunos por los ravioles, otros por la tortilla, otros por los dulces. Y para ellos, eso es Rosaura. Por otro lado, creemos que innovar es importante, pero solo cuando lo esencial ya funciona bien. Escuchamos a los clientes, ajustamos, probamos, y vamos incorporando ideas. Siempre estamos incursionando con técnicas nuevas, sin dejar de lado la cocina clásica, que es lo que nos representa.
Se siente la frescura de los ingredientes
Para nosotros, la frescura es sinónimo de calidad. Trabajamos con materia prima de primera. Es una de las bases del restaurante y es algo en lo que no se negocia.

¿Qué papel juega la familia?
La familia cumple un papel central. Todos tenemos roles muy participativos y estamos involucrados en el día a día del restaurante. Hay un muy buen equipo, que tiene un sentido de pertenencia muy grande y un objetivo compartido: que el cliente se vaya contento.Además, pueden llevarse conservas y mermeladas: mamá siempre hizo dulces y demás, pensando en hacer un emprendimiento con eso. Rosaura fue perfecto para ensamblarlo. Hoy es un complemento que suma mucho, y hay gente que viene especialmente a comprarlas.

Lo que vendrá
“Y adelantando un poco, tenemos un espacio al lado donde estamos armando algo nuevo, muy lindo, para el año que viene. Es parte de la misma energía y nos súper entusiasma”, aseguran los dos hermanos dejando un signo de pregunta abierto que merecerá sin lugar a dudas un capítulo aparte.
Datos útiles
Reservas @rosauracitybell
Esta nota fue publicada originalmente en Ohlala.