Posada Punta de Piedra, pura hospitalidad

Autor:

Redacción ModoViaje

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En un rincón escondido de las sierras de Córdoba, donde el viento canta entre los árboles y la tierra suspira al atardecer, nació la historia de este refugio para quienes buscan más que un lugar para descansar. La Posada Punta de Piedra no es solo un destino. Es una experiencia. Es un abrazo sincero. Es el lugar donde el tiempo se detiene para permitirte escuchar lo que realmente importa: tu interior.

Un sueño construido sobre piedra firme.

Detrás de cada pared, de cada mesa servida con cariño, de cada mirada cálida de sus anfitriones, hay una historia de resiliencia, fe y entrega. Goga y Juan, los dueños de este rincón especial, son mucho más que anfitriones. Son compañeros de vida, artesanos de emociones, creadores de espacios que acogen, contienen y sanan.

Durante más de 20 años trabajaron juntos organizando eventos en la ciudad de Córdoba, hasta que llegó la pandemia. Fue un momento de quiebre. Pero también, el inicio de una nueva historia.

Con el corazón herido pero lleno de esperanza, decidieron dejar atrás el estrés de la ciudad y buscar un lugar donde pudieran reconstruirse, reencontrarse y ofrecer ese mismo espacio a quienes necesitaban respirar de verdad. Así fue como, guiados por una profunda fe en el Espíritu Santo, encontraron a la venta una casa en La Cumbre.

Cuando llegaron por primera vez, algo mágico pasó. Tres cóndores aparecieron en el cielo —un lugar donde nunca antes habían sido vistos— como si marcaran el camino. Esa fue la señal que Goga pedía. Era ahí donde debían comenzar de nuevo. Y así nació este maravilloso proyecto que hoy es la posada Punta de Piedra, con fuerza, con fe, con resiliencia.

Punta de Piedra no es una posada cualquiera. Es un espacio diseñado para vivir el Reseteo Digital sin esfuerzo. Un lugar donde el wifi pasa a segundo plano y tus sentidos toman protagonismo. Donde puedes cerrar los ojos y sentir el aroma de la tierra mojada, escuchar el crujido de la leña ardiendo en el hogar, tocar la textura de una mantilla tejida a mano, saborear una comida casera hecha con amor y ver el horizonte perderse entre las sierras.

Aquí no te distraen las pantallas. Aquí la naturaleza te invita a mirar, a escuchar, a sentir. A hablar sin prisas, a caminar descalzo sobre la hierba fresca, a bañarte en un tanque australiano limpio bajo el sol y a dejarte envolver por la calidez de quienes te reciben como si siempre hubieras pertenecido a este lugar.

Goga y Juan no solo comparten su hogar. Comparten su vida. Y junto a su equipo, lo dan todo para que cada huésped sienta que está exactamente donde debe estar.

Una experiencia humana

La posada tiene galerías amplias, livings exteriores perfectos para contemplar las sierras, rincones escondidos para leer, soñar y meditar. Tiene varios espacios compartidos, donde el calor humano se mezcla con el de la leña encendida.

Pero lo que hace especial a Punta de Piedra no está en las paredes. Está en quienes la habitan. En Goga, que desde su recuperación de un problema en sus ojos vive con gratitud cada día y lleva su fe como brújula. En Juan, que desde el primer contacto con el lugar supo que era ese. En el equipo, que trabaja con el alma, con vocación, con detalles que no pasan inadvertidos.

Cada plato que sirven está hecho con ingredientes frescos, de primera calidad, cocinados con paciencia y afecto. No es solo comida. Es conexión. Es cuidado. Es hospitalidad pura.

Y aunque han pasado por tantas caídas, siempre se levantaron más fuertes. Por eso, cuando elegis ir a Punta de Piedra, no estás un alojamiento. Estás eligiendo un lugar que te enseña, sin palabras, cómo volver a empezar.

Punta de Piedra es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, es posible encontrar luz. De que después de cada caída, puede nacer algo hermoso. De que hay lugares que no solo te reciben, sino que te transforman.

Si necesitas un descanso que vaya más allá del cuerpo, un momento para respirar, pensar, sentir y recordar quién sos… entonces, tal vez, sea hora de que conozcas este rincón. Tal vez, como Goga y Juan, puedas escribir una nueva página de tu historia. Una página llena de silencio, de sol, de conexión y de fe.

Punta de Piedra te espera. Con los brazos abiertos. Y con el corazón listo para recibirte.

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