Belém, el barrio de Lisboa que guarda la historia de Portugal

Autor:

Pepe Segura

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La Torre de Belém es el objetivo principal para los amantes de la fotografía. Patrimonio de la Humanidad, la fortaleza fue el punto central de la defensa de la ciudad y también el punto de partida para las expediciones del navegante Vasco da Gama. Cuando la bruma disipa su silueta es el momento indicado para inmortalizar nuestro paso por Belém. Así lo hicimos.

Famoso por su pasado como uno de los mayores imperios de ultramar, Portugal tiene en Belém la referencia ineludible para entender el poderío de su marina y sus marinos. A minutos de la histórica y bella Lisboa, el barrio de Belém (nombre en portugués de Belén) se levanta orgulloso para mostrar sus históricos monumentos y deleitarnos con sus famosos y exquisitos, Pasteis de Belém, cuya casa central propone, a cualquier hora del día, largas colas de turistas ávidos por conocer las bondades de esta marca registrada del lugar.

Los Pasteis de Belém o pastel de nata están hechos con hojaldre y crema de huevo leche y azúcar. Por supuesto que hicimos la fila, pagamos 1,20 euros y los probamos. Una verdadera delicia para los fanáticos de los dulces.

Dejamos atrás los famosos pasteles para meternos de lleno en los dos monumentos que ocuparon nuestra atención en esa tarde dedicada al histórico barrio.

El primero que visitamos fue el Monumento a los Descubrimientos, una monumental construcción en forma de punta de carabela en la que Henrique el Navegante (objeto del homenaje) abre el camino a otros hombres de mar. El monumento se eleva a 52 metros del suelo y fue construido para conmemorar los 500 años del nacimiento de Henrique (descubridor de Madeira, las Azores y Cabo Verde entre otros dominios portugueses de antaño).

Como un atractivo extra, el Monumento tiene un mirador desde el que se puede tener una vista panorámica de Belém y del estuario que, en ese tramo de su recorrido, forma el Río Tajo antes de desembocar en el Océano Atlántico.

Para nosotros el principal atractivo no estuvo en las alturas sino la vista del inmenso mosaico de mármol al pie del monumento que representa una rosa de los vientos de 50 metros de diámetro con un mapamundi y con todos los puntos de la tierra al que llegaron los portugueses. Recién ahí uno toma real dimensión de lo que fue el imperio portugués en el que Brasil se destaca como el gran territorio de ultramar.

Cerca de allí, también sobre el rio Tajo sobresale la figura de la Torre de Belém. La otra emblemática marca registrada del barrio que es objetivo principal para los amantes de la fotografía. Patrimonio de la Humanidad, la fortaleza que sumerge sus cimientos en las aguas del Tajo fue el punto central de la defensa de la ciudad y también el punto de partida para las expediciones del navegante Vasco da Gama quien estableció una ruta comercial entre Portugal y la India y posteriormente con China. La historia da cuenta que después la torre fue prisión y también faro. Hoy, cuando la bruma gana espacio en el atardecer portugués, la Torre es la “foto que todos buscamos” para dar cuenta de nuestro paso por este histórico lugar.

Datos para tener en cuenta

Cómo ir desde Lisboa al centro de Belém: caminando 1h20m, en tren, línea 19001, 7 minutos, cuesta 1 Euro. Autobus 728, 22 minutos 3 Euros, tranvía 15, 30 minutos cuesta 3.10 Euros. Uber: sin cotización.

Contratar un free tour en Belém es ideal para conocer el valor de sus históricos edificios.

Nuestra estadía fue de 6 horas y estuvo bien para ver, fotografiar lo principal y no irnos sin probar los Pasteis.

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