Praga, una de las ciudades más bonitas del mundo

Autor:

Mariana Otero

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La capital de la República Checa está dividida por el río Moldava. Recibe el apodo de la Ciudad de las Cien Torres. Caminar por sus calles es adentrarse en la Edad Media. Conserva la atmósfera solemne y bohemia.

Se ha dicho muchas veces, pero es que es la verdad: Praga es una de las ciudades más hermosas del mundo.

Casi 28 años después de haberla visitado por primera vez, volvimos en agosto de este año a la capital de la República Checa, que jamás decepciona. Ahora, la ciudad moderna sorprende con la monumental cabeza de Kafka realizada con miles de espejos, que gira en un movimiento acompasado que invita al aplauso, y la Casa Danzante que recuerdan a Fred Astaire y Ginger Rogers. También esta belleza de ciudad tiene más turistas que los que uno recuerda en la década de los 90.

Praga merece al menos tres días completos para descubrir su historia imperial, visitar la ciudad nueva, la vieja, sus edificios y sinagogas, sus torres y puentes, sus plazas, el barrio judío y para disfrutar de conciertos, cafés, un buen goulash, una caminata alrededor del río Moldava y para quedarse embelesado sólo contemplando las torres góticas (se dice que Cenicienta de Walt Disney está inspirada en la increíble iglesia Tyn). 

Comenzamos nuestra visita con un free tour de Civitatis sobre el nazismo en Praga para comprender lo ocurrido allí durante la Segunda Guerra Mundial: la invasión de las tropas alemanas en la ciudad que, al fin, no destruyeron, y los detalles de la misión Antropoide cuando visitamos la iglesia de San Cirilo y Metodio. El recorrido es muy completo y dura alrededor de tres horas. Altamente recomendable y esclarecedor.

Al día siguiente ya nos adentramos en la Plaza de la Ciudad Vieja, situada en el barrio de Stare Mesto, el punto clave del centro histórico y una de las plazas más bonitas del planeta. Allí se encuentra el famoso Reloj Astronómico del siglo XV, en la fachada del Antiguo Ayuntamiento. Cada vez que el reloj marca una hora, entre las 9 y las 23, las figuras de los 12 apóstoles desfilan para deleite de los visitantes como lo han hecho durante cientos de años. Un clásico que congrega a multitudes.

En la plaza se puede entrar gratis a la Iglesia de Nuestra Señora de Týn, de estilo gótico y con dos afiladas torres, para ver las pinturas del altar Mayor y el órgano más antiguo de Praga. Después hay que dejarse llevar por las calles de alrededor de aire medieval, con tiendas de marionetas y los edificios históricos.

Una parada obligada es el barrio judío o Josefov (esto lo contaremos en un próximo post). Allí se encuentran seis sinagogas. Recomendamos visitar la Sinagoga Vieja-Nueva, una de las más antiguas de Europa, y la Singagoga Española, de estilo morisco y con una decoración que recuerda a la Alhambra de Granada. Y, por supuesto, el Antiguo Cementerio Judío, en el que en un espacio reducido se acumulan una gran cantidad de lápidas de todo tipo. 

Al final de la bonita calle Celetná, antiguo Camino Real, se encuentra la Torre de la Pólvora, una puerta de entrada a la antigua ciudad medieval amurallada de Praga del siglo XV, que fue reconvertida años después en almacén de pólvora.

Para llegar a Mala Strana hay que cruzar el Puente de Carlos, uno de los más famosos del planeta, que tiene 15 impresionantes estatuas en cada uno de sus lados, entre las que destaca la de San Juan Nepomuceno, santo patrón de Bohemia. Es un puente medieval del siglo XIV sobre el Moldava, donde hay artistas plásticos y músicos y que merece caminarlo una y otra vez en distintas horas del día. ¡Es tan hermoso! (en un próximo posteo les contaremos y mostramos más de este emblemático lugar).

El Castillo de Praga es un enorme complejo construido en el siglo IX, repleto de calles y edificios. La Catedral de San Vito de estilo gótico es monumental. Bajando desde el castillo se llega al Callejón de Oro, una calle llena de casas de colores de finales del siglo XVI, donde vivió Franz Kafka y que en día está lleno de tiendas de souvenirs y casas ambientadas como en la Edad Media. Si uno quiere entrar a ver las casas y el museo con escudos y armaduras debe pagar 20 euros. Hasta las 17 la calle está cerrada (sólo se ingresa con ese ticket), pero después de esa hora el tránsito es libre. No verás el interior de las casas históricas, pero sí podrás comprar algún libro de Kafka en la librería donde alguna vez vivió el escritor.

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