Budapest, una ciudad imperial a orillas del Danubio

Autor:

Mariana Otero

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La capital de Hungría es monumental y sorprendentemente bella. Mantiene la majestuosidad y el brillo que tuvo en el siglo XIX cuando rivalizaba con Viena o París. 

La ciudad de Budapest es una joya imperial a orillas del mítico Danubio. Está dividida por el gran río centroeuropeo que une, con más de una decena de puentes, a los dos barrios históricos que dan nombre a la ciudad: Buda y Pest. Alrededor de ellos se levantan fastuosos edificios (con la presencia magnética del Parlamento), su castillo e iglesias, sus balnearios palaciegos y sus miradores. 

¡Vamos que hay mucho para ver!

Empecemos por el Parlamento, es edificio icónico de la ciudad. Es la mayor obra del siglo XIX con una fachada de 202 metros a lo largo del Danubio. Es de estilo neogótico con una cúpula gigantesca rodeada de las estatuas de los reyes de Hungría. Dicen que por dentro es una maravilla. Lamentablemente no pudimos visitarlo esta vez porque las entradas estaban agotadas. Recomendación fundamental: reservar con tiempo porque es una de las atracciones más requeridas por los turistas. Está abierto de domingos a lunes de 8 a 18 y las entradas cuestan 15 euros. Aquí se pueden comprar en línea.

Al salir del Parlamento recomendamos recorrer la orilla del Danubio donde se encuentra el monumento Zapatos en el Danubio, construido en homenaje a los judíos asesinados (muchos fusilados a la orilla del río) en la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial.

Puente de las Cadenas

Uno de los símbolos de la capital húngara es el Puente de las Cadenas, considerado uno de los más bellos del mundo. Es una reconstrucción idéntica del levantado en 1849 por orden del conde István Szécheny y fue el primero que unió los distritos de Buda y Pest, hasta que los alemanes lo destruyeron durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se retiraron de la ciudad.

Las mejores vistas de este puente se obtienen desde la orilla de Pest y en el paseo nocturno por el Danubio, iluminado con el castillo de Buda de fondo.

El Castillo de Buda

El Castillo de Buda o Palacio Real se encuentra en el lado de Buda. Se puede subir en funicular, aunque nosotros llegamos hasta la falda de la colina en ómnibus. 

La historia de esta fortaleza se remonta al siglo XIII. El edificio se amplió cuando Buda se convirtió en la capital de Hungría con el objetivo de ser utilizado para recibir a las asambleas reales. Alcanzó su máximo esplendor con el Renacimiento. Después de la dominación otomana, los Habsburgo lo restauraron. En la Segunda Guerra Mundial fue destruido y luego reconstruido. Hoy alberga la Galería Nacional, el Museo de Historia y la Biblioteca Nacional. que atesora siete millones de obras.

La ciudad no ha dejado de reconstruirse desde después de la guerra. Aún hoy se trabaja en esta explanada y en otros sitios de la capital.

El Bastión de los Pescadores

Toda Budapest es preciosa, pero uno de los lugares más hermosos es el Bastión de los Pescadores y la Iglesia de Matías. 

El bastión es una fortaleza medieval que se anexó a los muros de la colina del castillo. Hoy hay un mirador donde antes había un mercado de pescado y las murallas de Buda. Las vistas desde allí son impresionantes.

En la Iglesia de Matías se coronoba a los reyes. Por dentro es muy diferente al resto de las iglesias conocidas. Tiene un tejado de mosaico de colores bellísimo. Data del siglo XIII, fue transformada en mezquita turca tres siglos después, reconstruida en estilo barroco en el siglo XVIII y en 1874 adquirió el estilo neogótico que vemos hoy.

Entre la ópera y el mercado

La ópera de Budapest es otro imprescindible. Se inaguró en 1887 y está considerada una de las mejores óperas del mundo, a la par de la más icónica: la de Viena. 

Pero regresemos a las orillas del Danubio, que no es tan azul como se cree al menos en esta parte de su recorrido. Hay que continuar admirando sus puestes: el Puente de la Libertad une el Mercado Central con el Monte Gellért. Es un elegante puente de hierro fundido por el que pasan tranvías y autos. Se construyó entre 1894 y 1896, aunque posteriormente fue destruido por los alemanes, como todos los antiguos puentes de Budapest.

El Mercado Central, al igual que otros mercados del mundo, es fascinante. Fue construido a finales del siglo XIX. El edificio de estilo Secesión (el modernismo de esta parte de Europa) combina ladrillo y una gran estructura de hierro que permite la entrada de luz natural. Es uno de los más grandes de Europa. 

En la planta baja hay puestos de fruta, verdura, carne y alimentos tradicionales de la cocina húngara (aquí se consiguen distintas presentaciones de páprika) y en el primer piso hay souvenirs, los famosos encajes y bordados húngaros y puestos de comida local para probar platos como el lángos, un exquisito pan frito en aceite untado con ajo y acompañado de todo tipo de ingredientes como si fuera una pizza. 

Desde el Mercado se puede recorrer todo el centro histórico por la calle Váci Utca, la más famosa de la ciudad repleta de restaurantes tradicionales para probar platos típicos como el codillo, el goulash o el pato.

Paseo por el Danubio

Un imperdible, realmente imperdible, es el paseo en barco por el Danubio para disfrutar de las vistas de los edificios de ambas orillas. Es una de las ciudades mejor iluminadas del mundo junto a París. Hay distintas opciones, con cena o sólo la navegación. Los precios van desde los 13 euros en adelante. La tarifa promedio es de 20 euros en barcos muy confortables con audioguía.

Plazas monumentales

En la Plaza Erzsébet se encuentra una de las norias más imponentes de Europa, tiene 65 metros de alto. Desde allí se obtienen unas magníficas vistas de la ciudad.

Al final de la avenida Andrássy se llega a la Plaza de los Héroes, construida entre 1895 y 1900 para conmemorar los mil años de la fundación del estado húngaro. Tiene una columna de 36 metros de alto, coronada por una estatua del Arcángel Gabriel y siete estatuas ecuestres que representan a los líderes de las tribus fundadoras de Hungría y otras 13 estatuas de héroes nacionales. Al costado de la plaza se encuentra el Museo de Bellas Artes y el Palacio de Arte, que alberga un museo de arte contemporáneo.

El barrio judío

El barrio judío tiene mucho para ver. Se trata del antiguo gueto donde se obligó a vivir en condiciones infrahumanas a la comunidad judía durante la ocupación nazi. El lugar más importante es la Gran Sinagoga de Budapest (Sinagoga de Dohány), de estilo neoárabe y la segunda más grande del mundo. Cerca se encuentra el Árbol de la Vida, del que cuelgan miles de hojas con los nombres de los judíos asesinados durante la Segunda Guerra Mundial. Podés reservar la entrada desde esta página.

Para finalizar el día, lo mejor es recorrer la zona de los ruins bars (bares en ruinas), cerca del barrio judío. El sitio es encantador y bohemio porque se trata de locales reciclados que se montaron en edificios abandonados durante la ocupación nazi y quedaron en un estado ruinoso. Todos tienen patios y terrazas para comer o beber. Nosotros escogimos un patio con food trucks y mesones compartidos que venden comida rápida, pero también gastronomía húngara.

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