Los Cotswoulds son una cadena de wolds o colinas onduladas, las que le han conferido la mitad de su nombre. La otra mitad de la expresión la conforman los cots, o corrales de ovejas, pintando con claridad tanto su paisaje como aquello que, entre los Siglos XIII y XV, fuera su principal recurso económico.

Cómo podría sentirse uno paseando por caminos angostos, cercos prolijos, árboles y plantas frondosas a los costados, por los que cada tanto pasa un auto (cupés, descapotadas y con pasajeros ataviados elegantemente, y con sombrero o capelina) en un precioso día de sol en estas tierras donde no es frecuente que brille? Cómo podría sentirse uno? Como en una película, sin dudas.

Bueno, esta película transcurre en la región denominada The Cotswolds, en el condado de Gloucestershire, Inglaterra, a unas dos horas hacia el noroeste de Londres. Los Cotswolds son una cadena de wolds o colinas onduladas, las que le han conferido la mitad de su nombre. La otra mitad de la expresión la conforman los cots, o corrales de ovejas, pintando con claridad tanto su paisaje como aquello que, entre los Siglos XIII y XV, fuera su principal recurso económico.

En verdad es esta una preciosa zona de la campiña inglesa que, en esta primavera en que la visito, me recibe con increíbles variedades de verdes, combinados con el blanco de miles de pequeñas florcitas de los crataegus y las alfombras amarillas de los campos de colza.

Más de una docena de pueblos se incluyen en los Cotswolds, aunque tengo que elegir solo algunos para visitar, y, por cierto, resulta uno más bello que el otro. Los recorremos en coche (¡conduciendo por la izquierda, lo cual resulta muy impresionante, al menos inicialmente!) por caminos secundarios estrechos, con curvas y sin banquinas, los que, cual una red, vinculan estas comarcas, bastante cercanas entre sí. Cada tanto, un espacio agregado en alguna de las dos manos, es un rellano en el que un auto puede maniobrar casi sin disminuir la velocidad, para dar paso al que viene de frente, y con un cartel que indica: Passing place (lugar de traspaso).

Uno de los aspectos más típicos de estas poblaciones son sus construcciones, más específicamente los cottages, cuya edificación proviene, en algunos casos, de la Edad Media y otras más recientes, todas construidas en piedra caliza algo blanquecina o grisácea, propia del lugar, y tejados de pizarra. Es sabido que muchos artistas o deportistas famosos, ingleses o de otras partes del mundo, tienen una residencia por la zona, por lo que uno va atento, pensando que Kate Winslet, David Beckham o Hugh Grant pueden estar a la vuelta de la esquina.

Visitamos Bibury, uno de los pueblos más frecuentados por el turismo, sobre todo su Arlington Row, una hilera de casas de piedra del siglo XIV muy bien conservadas (y casi todas aún habitadas), construidas junto a un idílico arroyo afluente del Río Coln, por el que juguetean cisnes y patos. ¡La foto perfecta de los Cotswoulds está aquí!
A propósito de los cisnes, cabe mencionar lo que alguien que visita conmigo estos lugares me cuenta, y es que todos los cisnes de Inglaterra y Gales pertenecen a la Reina (ahora al Rey) por una tradición que se remonta al Siglo XII, cuando fue necesario regularlo por la caza excesiva, que lo ofrecía como alimento de lujo, lo que puso en riesgo a la especie. De allí que la Corona estableció que eran de su propiedad, y si bien ya no se consideran un alimento, la costumbre perdura.

Castle Combe es también una maravilla, que aún conserva un puente realmente de cuentos además de su caserío de piedra, su iglesia, y quizás lo más llamativo, el Market Cross, algo así como una plaza central que data del Siglo XIV y en la que se desarrollaba el mercado semanal, en donde además se dejaban atados los caballos y carros que llegaban al pueblo.

Varias películas se filmaron aquí, e imagino, a juzgar por las fotos que hay en la iglesia, lo revolucionado que habrá estado el pueblo con Spielberg aquí grabando ‘War Horse’ (denominada en español Caballo de batalla), en la que algunos habitantes participaron como extras.
Y en este recorrido, uno va pasando por otros de esos pueblos, con la sensación de que se quedaría para siempre allí: Bourton on the water, Tetbury, y otros tantos.

Al norte de The Cotswold, y oficialmente fuera de ellos, se encuentra Stratford upon Avon, una población cuyo principal atractivo (¡y no es poco!) es que es el lugar donde nació, murió y donde, además, está enterrado William Shakespeare (y su esposa).
Si bien es próximo a los Cotswolds las características del casco histórico son totalmente diferentes, ya que sus construcciones son principalmente de estilo Tudor, también cuidadosamente preservadas.
Caminar por su calle principal, la Henley Street, es un hermoso privilegio, ya que uno se siente nuevamente dentro de una película, esta de época. Allí mismo se encuentra la casa natal de William Shakespeare, conservada a través de los siglos. En verdad, todo en este pueblo refiere al gran dramaturgo.
Muy bonito es el Río Avon, que atraviesa la ciudad. Hoy además es domingo, y todos acuden a pasear por sus riberas, cruzando los antiguos puentecitos de piedra, haciendo una navegación o deportes, o simplemente sentados en el pasto o en un picnic familiar.

Justo en la orilla del río se encuentra el Royal Shakespeare Theatre, sede de una de las primeras compañías de teatro inglesas sostenidas por el Estado, la Royal Shakespeare Company, nacida en 1961. El Teatro, en cambio, es anterior, ya que fue edificado en 1932 después de que el anterior coliseo, hecho en homenaje al escritor en 1879, se incendiara en el 1926.
Es cuestión de caminar por un sendero a la vera del río para llegar a la preciosa Holy Trinity Church, a unas cuadras de allí, también junto al río Avon. Y es allí donde Shakespeare fue bautizado, se casó, y también, en donde descansan sus restos. Todo el exterior es cementerio, aunque al escritor le fue destinado el presbiterio de la iglesia.

Y a propósito de ello, perdura aún un dilema y es en dónde está su cráneo, ya que, si bien nunca se permitió que se levantaran de allí sus restos, en una oportunidad, según parece, se utilizó un escáner sobre su tumba y se descubrió que sus restos estaban incompletos, sin el cráneo. Diversas teorías se han formulado al respecto, pero parece ser la más aceptada la que sostiene que su tumba fue profanada en el siglo XVIII, aparentemente por una apuesta.
Igual, y sin saber esto, miles de personas al año visitan su sepulcro en la Iglesia de la Santísima Trinidad de Stratford upon avon.






