En la región hay registradas unas 200 especies de aves, que varían según la altura. El Diamante se encuentra a 1200 metros sobre el nivel del mar. En la finca de 43 hectáreas hay un campo con 37 búfalas y un búfalo.
Hay días que quisiéramos amanecer en medio del bosque de bambúes, en la Torre Avatar, en aquella casa en el árbol de la Hacienda El Diamante, en Buga, Valle del Cauca (Colombia), donde sólo se escuchan los pájaros y las hojas que se mueven con la brisa.

Esa construcción sustentable en medio de un paraíso natural, fue ideada por un arquitecto alemán y es apenas una parte de los atractivos de la hacienda ubicada en Vereda La María, zona rural de Buga, a 8 km del centro de la ciudad.
La finca es preciosa, un remanso que ofrece alojamiento en una vivienda de estilo colonial que atesora una gran historia familiar.

Por las mañanas, es la hora de avistar aves. Es territorio privilegiado para observar a la perdiz crestada y 17 tipos de colibríes. En la región hay registradas unas 200 especies de aves, que varían según la altura. El Diamante se encuentra a 1200 metros sobre el nivel del mar. No por casualidad, 11 emprendedores de la zona trabajan bajo la denominación “Buga, territorio de aves” para poner el valor la oferta que se ofrece a los fanáticos del avistamiento.

En la finca de 43 hectáreas hay un campo con 37 búfalas y un búfalo. El macho permanece en el campo solo un año y después se lo sacrifica. Con la leche se produce queso, yogurt griego y mantequilla.
El río Guadalajara canalizado pasa por el potrero, rodea la casa y finalmente vuelve a su curso. El riego es natural. Mauricio Cabal, uno de los dueños, nos contó que esa especie permite un manejo ecológico, sostenible. No requieren antibióticos, no tienen parásitos; permite un proceso limpio.

Las búfalas sólo comen pasto y 30 gramos de sal mineralizada.
Por eso trabajan para lograr un sello orgánico o verde para los productos lácteos.
“Tenemos búfalas que ya tienen 16 partos. Eso significa que tienen 20 años productivos por lo menos, comparado con las vacas que llegan a los ocho años”, nos explicó Mauricio.
Los productos se comercializan en la zona. Diariamente sacan alrededor de 60 kilos de queso. Sus grandes aliados son las pizzerías italianas que necesitan la mozzarella (ahí nos enteramos que la verdadera es de búfala).







