No todas las ciudades tienen la dicha de haber visto pasar por sus tierras a personalidades destacadas de la cultura y de la política. Alta Gracia es una de las privilegiadas. En distintos momentos del siglo 20, allí vivieron el artista francés Gabriel Dubois, el músico español Manuel de Falla y el argentino Ernesto Guevara (cuando era un niño y mucho antes de ser el Che).
La ciudad del Tajamar, en el valle de Paravachasca, sumó con su presencia más historia y más cultura a su valioso patrimonio conformado por el Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia y casa del virrey Liniers y otros museos y centros culturales.

La casa de Gabriel Dubois es una joya deliciosa e imperdible que exhibe la magnífica colección de este artista parisino que estudió y trabajó en el atelier del escultor francés Carrier Belleuse, maestro de Rodin.
Nacido en 1873 en la capital francesa con el apellido Simonnet, Gabriel llegó a Argentina en 1900 y vivió en Buenos Aires donde esculpió la impresionante araña del Congreso de la Nación realizada en bronce y cristal, el plafonier del Teatro Colón y los candelabros del mausoleo a San Martín en la Catedral de Buenos Aires.
En 1932 se mudó a Alta Gracia junto a su esposa María Luisa y a su hijo Emilio donde construyó la casa que llamó La Peña. Allí vivió hasta su muerte a los 94 años.
Parte de su obra está en la casa museo, donada por su hijo al municipio. Abrió en 2010.
El museo exhibe unas 200 pinturas y esculturas del artista y cerca de 230 moldes de yeso que guardan la información de las obras.
Los guías de la casa cuentan que Dubois se consustanció con el paisaje cordobés y con la cultura americanista. Es posible apreciar piezas de estilo europeo y también obras en arcilla inspiradas en personajes criollos, aborígenes, serranos e incaicos, con una pátina creada por él que imita la madera. Es especialmente bella la biblioteca incaica completamente tallada y con herrajes de bronce artesanales.
En sus obras aparecen paisajes de Alta Gracia como la gruta de la Virgen de Lourdes, la cabra, el biguá, el arroyo con el burro, flora autóctona. En una acuarela se ve la casa de Manuel de Falla y en una de las salas sobresale una escultura de Eva Perón a los 16 años, al salir de Los Toldos.
El recorrido circular es una inmersión a un mundo fantástico de pinturas y esculturas en piedra, metales y madera, retratos familiares y de amigos, personajes de historietas, de artistas como la bailarina Antonia Mercé, que danzaba las piezas de Manuel de Falla, y varios desnudos en terracota de María Luisa, su mujer y modelo.
El taller es encantador. Todo se conserva en el mismo lugar, desde el banquito hasta las latas de época donde Dubois guardaba los químicos para las pátinas.

En el patio se encuentra la réplica de la imponente tumba de María Luisa.
Manuel de Falla
La Casa Museo Manuel de Falla es la última morada del gran compositor español del siglo 20. La casona de estilo normando, convertida en museo en 1970, fue construida en 1927 en la parte más alta de la villa serrana donde el autor de “Amor Brujo” pasó la etapa final de su vida y murió en 1946.
El destacado pianista llegó a Argentina en 1939 para una serie de conciertos en el Teatro Colón que se convirtieron en la excusa perfecta para viajar a América y rehuir al pedido de poner música a un himno franquista. Estaba enfermo de tuberculosis y, sin deseos de regresar a España, se mudó por prescripción médica a Alta Gracia, con un clima ideal para aplacar los síntomas de las enfermedades respiratorias.

En 1942 alquiló el precioso chalet que, casualmente, había sido construido para un tuberculoso con ventilación y posibilidades de asoleamiento.
El recorrido por el museo permite conocer al artista y a su obra, que se escucha de fondo en cada ambiente. La colección, donada por la sobrina de Falla, está dispuesta en seis salas que exhiben un mini piano inglés, cartas, libros, muebles, vestimenta, vajilla, fotos y partituras. También puede verse la cama, un sillón, un poncho y un retrato de Pablo Picasso, la máquina con la que su hermana le armaba los cigarrillos, la máquina de escribir y su testamento.

Museo del Che
Villa Nydia es una de las casas que la familia Guevara de la Serna alquiló en Alta Gracia cuando Ernesto Guevara era un niño asmático que requería del aire de las sierras de Córdoba para vivir mejor.
Es una casona de estilo inglés, construída en 1911, y convertida en 2001 en un museo que recuerda la vida del revolucionario argentino cubano, en distintas etapas de su vida. La vivienda tenía las comodidades para acoger a personas con afecciones respiratorias, con un sistema de ventilación maravilloso. Ernestito llegó allí en 1932 cuando tenía 4 años junto con su familia donde permanecieron hasta 1943.

La casa, ubicada en uno de los barrios más antiguos de Alta Gracia, mantiene su estructura original, con portales y ventanas que apuntan hacia los cuatro puntos cardinales.
El museo propone un recorrido por la vida del Che a través de fotografías, videos, documentos y réplicas de objetos personales. No hay elementos originales, sino una cuidada recreación de la época, avalada por su familia en Cuba.
Las salas acompañan cronológicamente el devenir de la historia del Che: niñez, adolescencia y juventud, los viajes por Latinoamérica en una moto Norton de 500 cilindradas, su vida como revolucionario y funcionario cubano, como esposo y padre de familia, su asesinato en Bolivia y el hallazgo de sus restos 30 años después.
Por allí pasaron presidentes como Hugo Chávez y Fidel Castro, políticos, embajadores y otras personalidades.
DATOS ÚTILES
Entradas generales. $1000 en los museos Dubois y Falla y $2000 en el Museo del Che. El pase triple cuesta $3000.
Horario. Abiertos de 9 a 19, todos los días.