La iglesia Nuestra Señora del Carmen fue construida a principios del siglo XX, con el apoyo de familias devotas tradicionales de Córdoba. Es una posta para los peregrinos.
En la paz de las Sierras de Córdoba, la capilla Nuestra Señora del Carmen es una especie de posta en medio del camino; una referencia para los peregrinos, para el descanso de los jinetes y sus caballos o para quienes van tras la huella piadosa de recordados “curas gauchos” de la zona.
La capilla que pertenece a la parroquia Buen Pastor, de Alta Gracia, que alguna vez fue descripta por un devoto como una catedral en miniatura, majestuosa y bella, hoy es uno de los templos más elegidos para celebrar casamientos en Córdoba.

Sandra Heredia, una vecina voluntaria que colabora con el servicio pastoral desde hace años, conoce la historia de la capilla que se levanta en un predio que alguna vez fuera una gran estancia. Heredia cuenta que el primer templo era de adobe, y que su edificación fue impulsada por quienes vacacionaban en Falda del Carmen, algunos inmigrantes españoles católicos de principios del siglo XX.
Aquella capilla de barro se quemó durante una tormenta eléctrica estival y sobre sus cenizas se construyó el actual edificio, con la colaboración de familias devotas tradicionales de Córdoba.

“La imagen de la Virgen se trajo desde España; en 2006 se le realizó un manto nuevo y se guardó el traje original”, explica Herrera. Se trata de la escultura de la Virgen Dolorosa, realizada por un artista gallego y trasladada a Falda del Carmen por una española. Es la réplica de una imagen de la parroquia de Marín, en Galicia, España.
Además de algunas reliquias, como misales con inscripciones en latín, cuadros y otros santos, en el interior del templo cuelga una antigua araña de velas, que ya no se prenden, y dos altares que datan de las décadas de 1920 y 1930.

La capilla tuvo luz eléctrica recién en 1980.
El padre Leandro Arias (39 años) es el párroco de Nuestra Señora del Carmen, a donde asisten vecinos de Falda de Carmen, Valle Alegre y alrededores. El cura celebra misas dos sábados al mes durante todo el año, casamientos y bautismos. Acompaña pastoralmente a ocho comunidades en la zona, dos parroquias de Alta Gracia y seis capillas.

“Durante la semana, la capilla está cerrada porque yo soy el único cura para dos parroquias. Nuestra Señora de Fátima, con otras cuatro capillas y la del Buen Pastor, con dos capillas”, detalla el sacerdote.
Desde el campanario se abre una vista privilegiada hacia las sierras y el horizonte poblado de árboles, se observa el atrio, la cruz y la escultura en tamaño real del padre Silvano Domingo Viera, un “cura gaucho” muy querido por los fieles, y su mula La Cotocha.

El lugar es tan acogedor que el 90 por ciento de los casamientos de la parroquia Buen Pastor se realizan en Nuestra Señora del Carmen.
“Esta capilla es muy buscada por los novios, porque el lugar es muy pintoresco; es bellísimo”, resume el padre Arias.

Esta nota fue publicada originalmente en Revista Lugares.